Por Pancho Villa
Ya van cerca de 50 días de encierro. Veo como mis conocidos se ven obligados a salir a trabajar para poder sobrevivir a costa de su integridad y seguridad. El gobierno y los patrones siguen exponiendo las vidas de la gente. Vidas que no les pertenecen y riesgos que ellos no se ven obligados a tomar para subsistir. Solo piensan en el dinero, en la economía, en el bien propio, no les importa dejarnos morir, no les importa dejarnos a nuestra suerte. Solo piensan en ellos, son egoístas y cobardes. No entienden que sin nosotros ellos no vivirían, que sin nosotros nada funcionaría, que no tendrían sus autos de lujo, que nadie les ordenaría la casa, que nadie educaría a sus hijos e hijas, que nadie construiría sus grandes casas. Son presos de su propia cabeza acomodada y no nos ven. Para ellos y ellas somos como las abejas que se mueren, ignoran que sin ellas no duraríamos ni quince años -tiempo que para algunos puede sonar como mucho, pero que para la historia no es más que un segundo-, que sin ellas se les acabarían sus negocios agrícolas, pero en realidad, eso a nosotros y nosotras no tiene por qué importarnos, lo que nos tiene que importar es que sí las abejas se mueren no vivimos, entonces tenemos que cuidarlas porque nosotros no somos ellos, porque nosotros y nosotras no somos como el gobierno, porque nosotros y nosotras no destruimos el planeta, porque para nosotros y nosotras la vida es lo más importante y valioso que tenemos. Y no hablo de la vida propia, sino que de la vida de todos y todas, que es -y siempre será- mucho más importante que ese papel al que llaman dinero. Hoy día, las abejas siguen trabajando, nosotros y nosotras, también.