Por Tamara González
A casi siete meses de la frase que quedará en la memoria de todas y todos los Chilenos, emitida por Jaime Mañalich, ministro de salud de Chile; “Nuestro sistema de salud es uno de los mejores y más eficientes del planeta”, podemos evidenciar lo alienado que estaba el titular de la cartera respecto de la realidad nacional; lejos de tener, como ciudadanos, alguna proyección de lo que eventualmente sucedería en el país unos meses más tarde con la propagación del COVID, el cual ya presentaba los primeros contagiados a fines de noviembre en China, poco y nada podíamos esperar de él, si elimino a 80 mil pacientes de las listas de espera en el mandato anterior del gobierno aludiendo la reducción y eliminación de las listas de espera a razones administrativas, sentando ahora otro antecedente que lo perfila, nuevamente, como un encubridor de cifras vitales para el diagnóstico de la crisis a nivel país.
Ahora, con 41 comunas del país en cuarentena, dentro de las cuales 38 corresponden a la RM, la medida sanitaria se extiende por una semana más. Sin duda existe un incremento considerable de aumento de casos positivos por covid, los cuales se concentran en mayor número en la Región Metropolitana, lo que hace difícil poder cambiar las pocas medidas tomadas, con recursos insuficientes que no logran detener la propagación de contagios. Simplemente, resulta complejo pensar en que realmente se puede retornar a una normalidad como dice el gobierno.
Si regresamos en el tiempo, cuando el virus arribó a Chile en el mes de marzo, el gobierno apostaba a tener todo bajo control y estar preparados para enfrentarlo, pues desde un comienzo se negaron a decretar medidas preventivas y de control mayores y /o totales.
El día 17 de Marzo, Jaime Mañalich realizó la siguiente declaración: “no hay motivo para tener pánico. Esta es una enfermedad que afecta a pocas personas, que la mayoría de las personas que sean afectadas van a tener una enfermedad muy leve, algunos van a necesitar hospitalización”, expresó.
La proyección y análisis del gobierno poco y nada se acercaba a la dura realidad que nos afectaría con el pasar de los meses, apostando siempre a retornar a una nueva normalidad, priorizando la economía y el bolsillo de los ricos por sobre la vida humana , señalando que su apuesta se guiaba por una estrategia de aplanamiento de la curva.
A nivel mundial cada país ha decantado por una estrategia diferente. Intentando mitigar los efectos de la propagación y control del virus, Chile se basó principalmente en la estrategia “A”, donde se debía realizar un masivo número de testeos diarios de posibles casos, sumando cuarentenas parceladas (dependiendo de los resultados anteriores), junto al recomendado aislamiento social, y un seguimiento de los casos activos de los contagios y contactos. Sin embargo, en carpeta quedó la deniminada estrategia “B”, la cual toma medidas más drásticas, recurriendo a cuarentenas completas en el país que la adopta, permitiendo reforzar el sistema de salud y dando tiempo para mejoramiento de estructuras sanitarias, logrando, a su vez, un control mayor del aislamiento social, siendo esta medida la que más ha resultado en el control de la curva de propagación del virus a nivel mundial. Pues podemos señalar que países que en primer momento optaron por la estrategia “A”, como Italia, tuvieron que girar a una segunda estrategia solo cuando llegaron a los 9.000 contagios; España la adoptó con sobre 4.000 casos, y en Chile podemos evidenciar que, al día de hoy, el total de casos confirmados es de 105.159 y el gobierno sigue apostando por la estrategia “A”.
En el mes de Abril, Paula Daza, subsecretaria de salud, es consultada, en una entrevista, sobre cuales serian los criterios que baraja el ministerio de salud para decretar cuarentenas y evitar la propagación del virus. La autoridad hace referencia que los criterios serían tres: variación de la incidencia, localización de los contagios y una ponderación sanitaria, la cual en combinación definirían qué zona es “pertinente” de paralizar y realizar confinamientos y cuarentenas, haciendo referencia que esto ayudaría a que la población tenga el virus, pero que se recupere, insinuando una inmunidad de varios meses antes que se fabrique la vacuna que podría controlar la pandemia, pues, como ministerio determinaron que existía mayor posibilidad de que ocurriese lo primero.
No obstante, nada de esto ha servido, ni ha logrado aplanar la curva del virus. Hace una semana el día 24 de mayo, la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile publicó su quinto informe sobre Covid-19, el cual hace referencia a la evolución del virus y al estado de demanda de los servicios de salud del país. El informe apunta a un posible colapso del sistema de salud, el cual se prepara para un alza importante en el número de nuevos casos confirmados y en la necesidad de utilización de la UCI (Unidad de cuidados intensivos). Asimismo, se estimó que la ocupación UCI llegaría a un 86% a nivel nacional y un 97% a nivel de la región metropolitana durante los próximos días.
Con todo, ya se podía observar un sistema pronto a colapsar en algunos centros asistenciales de la región metropolitana, prueba de esto se evidenció en el Hospital el Carmen, de Maipú, cuando la doctora Claudia Vega, jefa de la Unidad de Cuidados Intensivos del centro médico dice en Tv abierta: “Estamos llegando a los momentos en que hay que tomar decisiones fuertes. Estamos sin disponibilidad de camas críticas, no tenemos más ventiladores. Estamos al límite”. Además señala que “estoy eligiendo qué cama se me va a desocupar para elegir a la persona precisa, la que sea la más indicada”. No muy distinta es la realidad del Hospital San Jóse, de la comuna de Independencia, el cual ha presentado una atención errática, sin disponibilidad de camas, esperas eternas de atención, además de la falta de insumos medicos, en línea con una realidad a la que nadie estaba ajeno, pues los funcionarios y usuarios del recinto vienen dando la pelea por mejoras en el sistema hace meses.
A su vez el subsecretario de Redes Asistenciales del Ministerio de Salud, Arturo Zúñiga, admitió que el sistema hospitalario que cuenta con 2400 camas de uso intensivo con ventiladores mecánicos, está al límite.
Siendo la región metropolitana la más afectada, y presentando mayor colapso hospitalario, alrededor de 800 pacientes han tenido que ser trasladados a hospitales de otras ciudades del país, debido a que el uso de camas críticas estaba entre el 96% y 99 % de ocupación.
El contagio entre el personal de Salud
El día jueves 28 de mayo Jaime Mañalich refiere a que hasta ese día habían 3.707 funcionarios de la salud contagiados. Sin embargo, distinta es la información que aparece en el acta del mismo día de la reunión de emergencia realizada por el Comité Operativo de Emergencia del ministerio de salud (COE), el documento entrega la cifra de al menos 6.840 funcionarios contagiados desde el inicio de la pandemia, casi el doble de la cifra entregada con anterioridad por Mañalich, además 7.169 funcionarios deben permanecer en cuarentena preventiva, sumando una baja de al menos 12.051 funcionarios ausentes de la prestación de salud.
El informe también da luces del colapso y la espera de camas en los centros asistenciales, pues al día 28 de mayo el Hospital Félix Bulnes de la comuna de Cerro Navia tiene 98 personas en urgencias a la espera de ser hospitalizadas.
El último informe entregado por el Minsal ayer lunes 1 de junio informó sobre un nuevo total de casos de coronavirus en Chile; con estas nuevas cifras entregadas, Chile queda en sexto lugar mundial de nuevos casos diarios confirmados sumando un total de 5.471 nuevos casos (5.082 con síntomas y 389 asintomáticos), solo por delante de nuestro estado, se encuentran Estados Unidos (26.177), Brasil (12.247), Rusia (9.035), Perú (8.805) e India (8.782).
A nivel Mundial de total de casos contagiados, quedamos en el número 13 con un total de 105.159 personas contagiadas, sumando además 59 nuevos casos de fallecidos, totalizando 1.113 muertos desde que comenzó la pandemia, quedando cuartos en muertes diarias reportadas en América Latina y 12 a nivel mundial.
Los 1.113 muertos, antes mencionados, a nivel país, nos ubican en puesto 27 de países con más fallecimientos desde el inicio de la pandemia.
Poco queda por agregar. Las cifras son claras, en Chile se muere por ser pobre y por no contar con el mejor sistema de salud del planeta.