Por Michelle Ribaut
Con un gran apagón en la Zona Central de Chile, el 14 de diciembre de 1983 sale a la luz pública oficialmente el Frente Patriótico Manuel Rodríguez.
Hoy a modo de homenaje y profunda admiración quiero detenerme en el rodriguismo, en aquella faceta identitaria y política que desde siempre caracterizó al FPMR y que continuó profundizándose tras el quiebre del PC en 1987. Militantes que luego de esa fecha, tuvieron que ver la traición, el manto de continuidad e impunidad que se imponía tras el plebiscito de 1988, que luego tuvieron que resistir el asesinato de sus líderes Raúl Pellegrin y Cecilia Magni y que en la democracia burguesa fueron perseguidos, asesinados, encarcelados y vilipendiados, incluso hasta los días de hoy por muchos que solo han creído relatos oficiales. En este punto me detengo para recordar que un 14 de diciembre de 1991, el gobierno de Patricio Aylwin asesina a los militantes del FPMR Mauricio Cancino Garin y Juan Fuentes Rojas en Cerro Navia.
El rodriguismo al alero de su máximo líder, el Comandante José Miguel, Rodrigo para los militantes, intentaba de los errores vistos a la interna del PC, comenzar una nueva etapa, en palabras del propio Raúl Pellegrin en una Comisión Militar llevada a cabo en 1987: ““…Los métodos que se emplean en la discusión van haciendo imposible resolver esto en los marcos de tal discusión, se nos tilda de ser compañeros de “bajo nivel político”, ésta no puede ser la respuesta a nuestras inquietudes, el marxismo es siempre creador. Hemos desarrollado la idea del rodriguismo como una concepción de un alto contenido ético y moral enraizado en la historia de nuestra patria, capaz de entregar un marco de acción amplio…”
Tomando en cuenta las vacilaciones del PC frente al plebiscito de 1988 y las malas prácticas aprendidas que lleva la verticalidad en el mando, es que se genera tras el quiebre, un intento de rediseño político, que pretendía no repetir aquella “herencia” del Partido Comunista chileno y que tenía que ver con:
“ – Excesivo centralismo
- Ausencia de democracia
- Ausencia del trabajo colectivo
- Erosión de valores ideológicos y morales
- Falta de transparencia
- Inexistencia de órganos político-militares a diferentes niveles
- Funcionamiento irregular de estructuras de base
- Insuficiente trabajo político-ideológico” (extracto de el Rediseño político de Raúl Pellegrin, 1987)
Esta estrategia, seguía poniendo como objetivo acabar con las clases dominantes para llevar al pueblo al triunfo y a conseguir su dignidad, sin dictadores, ni vendidos, ni consultoras, ni traidores.
Este camino está claro que tuvo su precio y fue alto, así es para quienes siguen el camino revolucionario en cualquier momento de la historia, costó vidas e incomprensiones, incluso por izquierda. Pero en octubre del 2019, cobra un nuevo aliento, y éste incluye, en las calles por supuesto, el enfrentamiento de clase y no su conciliación, una ofensiva popular para desmantelar el legado de la dictadura y el trabajo de la concertación, perpetuando el modelo económico y político dictatorial. Es cierto que hasta hoy, la atención se desvió al proceso constituyente, que según mi opinión, solo será un maquillaje de la constitución actual, porque así fue planteada y ofrecida desde un comienzo y muchos y muchas creyeron en este proceso, lamentablemente. Pero el pueblo, menos masivamente, continua en las calles, intentando trazar ese mismo camino de 1987, con el empeño, porque un desafío que tenemos es precisamente la unidad ideológica y la organización.
Vuelvo a la salida pactada de la dictadura y como el FPMR quería hacer las cosas distintas, enfrentarse al escenario adverso que es no estar por el camino de las clases dominantes y frente a la incomprensión de muchos/as que fueron embaucados. Cuán atingente resulta hoy esta mirada del rediseño, esa mirada rodriguista de la conquista del poder, de entregar todo por aquél objetivo. Por eso puedo decir que hoy a 37 años de la fundación del FPMR, el legado es precisamente mirar más allá de las posibilidades presentadas y que te entrega el sistema. Que luchar en cada lugar es imprescindible, cueste lo que cueste. El camino trazado sigue siendo el mismo, la fuerza y el motor de la historia sigue siendo la lucha de clases.