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El día de hoy, 3 de septiembre, se cumplen quince años desde que el joven José Huenante desapareciera a sus dieciséis años a manos de los oficiales de la Quinta Comisaría de Carabineros Juan Altamirano Figueroa, Patricio Mena Hernández, Cesar Vidal Cárdenas y, quien es más conocido como el “paco nazi”, Francisco Arzola Ruiz.

Una tarde como hoy, la institución de Carabineros secuestró a Huenante en una esquina de la población Mirasol de Puerto Montt, siendo ese el último momento en el que se supo de su paradero.

El 3 de septiembre de 2005 nuestro país ya tenía al menos quince años de la “alegre democracia” que –supuestamente- sacó de la Moneda al dictador Augusto Pinochet. El pueblo podía dejar de combatir contra las desapariciones, la prisión política, la persecución y el asesinato. Entre todas las expectativas que generó la supuesta democracia, pocos esperaban tener que volver a lidiar con la acción criminal de Carabineros, los traumas revivieron a partir de las acciones de los agentes del Estado a través de los casos de José Huenante, Claudia López o Manuel Gutiérrez, entre muchos otros.

Hoy recordamos a José, pero la democracia tiene un largo prontuario de desapariciones, asesinatos y persecuciones, no por nada hoy tenemos alrededor de 2.000 presas y presos políticos por la revuelta popular y no por nada tenemos un ministro de interior que figura, públicamente, negando su existencia y siendo avalado impunemente por los medios de prensa institucionales.

La alegría que los partidos políticos serviles del Estado nos prometieron nunca llegó y hoy sigue siendo necesario organizarse y pelear por conseguirla porque nunca nadie nos ha entregado nada en bandeja, porque queda mucho trabajo y lucha por hacer, porque este debe ser el comienzo del fin de este sistema injusto y egoísta del cual desde la Concertación a Chile Vamos han sido cómplices.

¿Dónde pusieron los huesos, la carne, la sangre y el pensamiento?
¿Dónde se encuentra José Huenante? aquí nadie duda quienes lo hicieron Solos las mieles de la venganza devuelven a quienes desaparecieron
Como lobo que aúlla gritando el nombre de un hermano que no ha vuelto.
Y aquí quedamos nosotros ardiendo con la sangre evaporándose
La rabia vuela con el humo negro que se perfila hasta asfixiarles
Que no se te olvide la muerte a la hora en que tu instinto reviente
Que les volaremos la sonrisa a los indignos asesinos de siempre
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