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Desde hace unos meses se viene presentado una situación bastante preocupante dentro del Liceo 7 Teresa Prats de Sarratea de Santiago. Las constantes denuncias de acoso sexual que han ido realizando las estudiantes y ex estudiantes hacia ciertos profesores, en el contexto de ejercicio de su labor docente dentro del establecimiento educacional, han sido un foco de alerta para la comunidad educativa consciente de estos problemas.

El año pasado, 2016, a través del Equipo Directivo del liceo, en ese entonces liderado por la directora Jeanny Gallardo, se presentaron los antecedentes recopilados por las estudiantes y la dirección a la Municipalidad de Santiago, entidad que debiera encontrarse investigando a los profesores en cuestión. Sin embargo, hasta la fecha no existen respuestas concretas por parte del organismo gubernamental.

Esta situación, que hoy preocupa a muchas estudiantes, se remonta al año 2013. Fueron ellas quienes comenzaron a visualizar las actitudes que algunos profesores mostraban de manera cotidiana. Poco a poco comenzaron a cuestionarse el por qué sus profesores se tomaban atribuciones en lo que respectaba a sus cuerpos, lo que desencadenó la reacción de muchas que comenzaron a encararlos cuando presenciaban estas situaciones. De esta manera, paulatinamente, las estudiantes de la comunidad dejaron de normalizar el acoso sexual como algo más del diario vivir.

Los ojos lascivos clavados en los cuerpos de las estudiantes del liceo, los comentarios inoportunos, obscenos y groseros dentro del aula, la cercanía corporal que algunos profesores tenían con algunas estudiantes e incluso, las relaciones sentimentales y sexuales que ocurrieron entre ellos y algunas estudiantes mientras ellas cursaban la enseñanza media; y que, posteriormente, desembocaron en relaciones de pareja cuando las estudiantes salían graduadas. Toda esa amalgama de vejatorias situaciones, que por años, tal vez décadas, eran consideradas como “normales”, hoy ya no lo son más.

Durante los años 2015 y 2016 se realizaron con fuerza campañas de denuncia y reclamos en dirección por lo anteriormente mencionado. A final del año 2016 se entregó toda la información recopilada a la Municipalidad de Santiago para que se iniciaran las investigaciones correspondientes por las denuncias presentadas. Vale mencionar que los dos profesores involucrados siguieron haciendo clases en el establecimiento pese a haberse iniciado el proceso de investigación, situación que se considera de evidente irregularidad, pues si un/a profesora o funcionario/a se encuentra en proceso de investigación a razón de perjuicios y denostaciones hacia estudiantes, debiera cesar su ejercicio docente hasta que se resuelva la veracidad o falsedad de las acusaciones y las conclusiones finales del proceso, principalmente por seguir en contacto con las afectadas.

Por su parte, el Centro de Estudiantes del establecimiento realizó una carta que sería entregada a la Superintendencia de Educación. Dicha carta nunca fue enviada; no obstante, al hacerse pública la intención de Centro de Estudiantes, Felipe Parra, uno de los profesores en cuestión, renunció a sus labores como docente y hoy se encuentra impartiendo clases en la Universidad de Santiago de Chile (USACH).

A la fecha, el Liceo Teresa Prats cuenta con una nueva directiva a la cabeza, la cual se encuentra en conocimiento de las situaciones aquí expuestas, no obstante, tampoco ha abordado la temática con la seriedad que merece. El principal profesor cuestionado aun mantiene sus labores en el establecimiento, situación que expone a las estudiantes denunciantes a compartir espacios cotidianamente con él, en una clara situación de asimetría de poder.

Hoy las niñas y jóvenes del liceo sólo cuentan con una instancia de protección y denuncia, que es la Secretaría de Género y Disidencia Sexual, en la cual participan estudiantes de diferentes cursos y niveles. Este espacio, nacido por iniciativa propia, tiene como objetivo visibilizar las situaciones de violencia de género que se desarrollan dentro del establecimiento, las cuales no son más que expresiones del machismo en la sociedad y sistema educativo, que se abalan y normalizan.

El rol de la Secretaria ha sido fundamental durante el proceso de denuncia de los hechos, pues se han realizado los contactos con diversas redes feministas que han comprometido apoyo formativo y también jurídico, con la finalidad de avanzar las sanciones correspondientes. Por otra parte, apoyo en el acompañamiento y en el proceso de desnaturalización del acoso sexual, en un contexto donde la asimetría de poder, sitúa a los adultos(as) y varones en capacidad de ejercer dicho poder sobre las vidas, cuerpos e identidades de las adolescentes estudiantes.

“Hay que saber divisar estas situaciones, entender que no es normal que un profesor o profesora mire tu cuerpo como un objeto de satisfacción sexual, que emita comentarios en torno a éste, ni mucho menos que lo toque sin tu consentimiento. Hay que saberlo y tener claridad en torno a esto, años de explotación y subordinación vienen en nuestras espaldas para tener que seguir soportando más de lo mismo. Debemos perder el miedo a la denuncia, debemos perder el miedo a hablar, debemos perder el miedo al gritar las injusticias de las cuales somos víctimas día a día dentro de esta sociedad puramente patriarcal”, relató una estudiante del establecimiento, parte de la Secretaría de Género y Disidencia Sexual.

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